Con la aparición en Sudáfrica de otra cepa de COVID-19 potencialmente más peligrosa, la AIDS Healthcare Foundation (AHF) se hace eco del reciente llamamiento del presidente Biden para que los países ricos aumenten el intercambio de vacunas excedentes y respalden exenciones de patentes y transferencias de tecnología que puedan impulsar la producción mundial de vacunas.
“La nueva variante demuestra que acumular vacunas es suicida. Mientras los países ricos intentan aislarse del resto del mundo, nuevas cepas de COVID se están incubando en puntos críticos densos donde millones de personas aún no pueden vacunarse. Las naciones ricas, particularmente en Europa Occidental, se engañan si creen que la pandemia desaparecerá por sí sola mientras siguen acumulando tecnologías de ARNm y vacunas excedentes”, dijo el presidente de la AHF, Michael Weinstein. “Debemos poner fin al apartheid de las vacunas y frenar la avaricia farmacéutica: este es un desastre global que está más allá de la capacidad de manejo de cualquier país. La única salida es la cooperación genuina, la rendición de cuentas y la transparencia”.
La noticia sobre una variante novedosa que la Organización Mundial de la Salud ha denominado "Omicron" llega días antes de que los funcionarios de salud y los líderes mundiales se reúnan en la sesión especial de la Asamblea Mundial de la Salud para deliberar sobre las líneas generales de una posible convención mundial de salud sobre preparación y respuesta ante pandemias.
A raíz de una respuesta confusa y descoordinada desde el comienzo de la pandemia, que entre muchos otros lapsos vio la falla del COVAX iniciativa para cumplir la promesa de suministrar vacunas al mundo, ha quedado claro que el mundo no tiene un plan viable para abordar las pandemias, un peligro sobre el que AHF ha estado advirtiendo desde 2015 durante el brote de ébola en África occidental. Se ha publicado un conjunto de propuestas específicas para dicho tratado en The Lancet en un artículo en coautoría de AHF, titulado “Una convención mundial de salud pública para el siglo XXI."
Lamentablemente, el costo de no estar preparado se ha pagado en más de 5 millones de vidas y contando, si surge algo constructivo de esta tragedia global, es que el mundo finalmente debe prestar atención a estas lecciones y tomar en serio la protección de la salud pública mundial.