Soy AHF – Mariam Natadze: Rompiendo el Silencio

In explosión por Brian Shepherd

Mariam Natadze es el coordinador del Centro Amigable para la Juventud de AHF GeorgiaSu historia es la siguiente en nuestra serie "Soy AHF", que presenta a personal, clientes y socios extraordinarios que hacen lo correcto para salvar vidas todos los días. Entrevista realizada por Diana Shpak, Punto focal de gestión del conocimiento, Oficina Europea de AHF.

 

Mariam Natadze, psicóloga con más de 20 años de experiencia profesional apoyando a jóvenes y adultos vulnerables, se unió a AHF hace un año como Coordinadora del Centro de Apoyo a la Juventud de AHF Georgia. Actualmente, dirige el Centro Global de Apoyo a la Juventud, un puesto que considera no solo un trabajo, sino una vocación.

Cuéntenos más sobre usted: ¿cómo llegó a trabajar en AHF y qué le atrajo de esta misión?

A lo largo de mi carrera, he liderado y contribuido a numerosos proyectos nacionales e internacionales, desde el apoyo a jóvenes encarcelados hasta el trabajo con mujeres, niños y niñas afectados por violencia y trauma. Un punto de inflexión para mí fue trabajar estrechamente con niños que habían sufrido violencia sexual. Además de apoyar a las víctimas, también trabajé con jóvenes condenados por delitos sexuales. En muchos de esos casos, observé un patrón claro: las causas fundamentales a menudo se derivaban de la falta de educación básica en salud sexual y reproductiva (SSR). Algunos se convierten en víctimas. Otros, en perpetradores, atrapados en ciclos de daño que podrían haberse evitado con educación y concienciación.

Esta experiencia me impactó profundamente, no solo como psicóloga, sino también como madre de dos hijos. No dejaba de pensar en el mundo en el que quiero que crezcan mis hijos: uno donde se sientan seguros, informados y respetados.

Al vivir y trabajar en Georgia, una sociedad tradicionalmente conservadora con fuertes valores cristianos ortodoxos, he visto cómo las normas culturales a menudo promueven el silencio o la vergüenza en torno a temas como la sexualidad y la salud reproductiva. La educación formal en salud sexual y reproductiva es prácticamente inexistente o mínima en las escuelas georgianas, lo que deja a generaciones de jóvenes desinformados, sin preparación y agobiados por el estigma.

En Georgia, las figuras públicas y los líderes religiosos suelen reforzar el silencio, desalentando el diálogo abierto en las escuelas y en casa. Como resultado, los jóvenes llegan a la adolescencia confundidos e inseguros sobre su cuerpo, sus emociones y sus derechos.

Cuando vi la oportunidad de unirme a AHF, supe que era el siguiente paso correcto. Su misión coincidía con mi compromiso de abordar las causas profundas del daño y promover una educación para la salud que empodere a los jóvenes y proteja sus derechos.

¿En qué consiste tu trabajo en el Centro Amigo de la Juventud?

Nuestro trabajo se centra en crear conciencia sobre la salud sexual y reproductiva (SSR), promover las pruebas del VIH y crear un espacio seguro y sin prejuicios donde los jóvenes puedan hacer preguntas y adquirir conocimientos. Para lograrlo, involucramos a adolescentes en riesgo y estudiantes universitarios. He desarrollado un programa integral de capacitación de dos meses que abarca temas clave sobre salud sexual y reproductiva (SSR), VIH y otras ITS. El programa combina arteterapia, debates grupales, juegos de rol y ejercicios interactivos para que el aprendizaje sea accesible y atractivo.

Por ejemplo, durante un ejercicio, se les pide a los participantes que dibujen el contorno de su propio cuerpo y marquen dónde notaron por primera vez los cambios durante la pubertad. A partir de ahí, exploramos qué significaron esos cambios física, emocional y socialmente. También abordamos el acoso, la violencia y el embarazo no planificado de una manera abierta y apropiada para su edad, ayudando a los jóvenes a comprender sus cuerpos y sus límites.

Para fortalecer la participación juvenil en nuestro centro, implementé un enfoque institucional mediante la creación de alianzas con universidades. Estas colaboraciones han generado pasantías y oportunidades de voluntariado para estudiantes que reciben capacitación en salud sexual y reproductiva, comunicación y educación entre pares. Posteriormente, contribuyen activamente a nuestros programas, cofacilitando sesiones de capacitación para adolescentes y realizando presentaciones independientes dirigidas por pares sobre el VIH y las ITS.

¿Cuántas personas suelen asistir a tus sesiones? ¿Son estables los grupos?

La asistencia varía según las recomendaciones de las organizaciones socias y el grupo objetivo específico. Por ejemplo, uno de nuestros primeros grupos estaba formado por 16 chicas adolescentes. A pesar de que el coordinador de la organización socia expresó su preocupación por la posibilidad de que las participantes no mantuvieran su participación después de la primera sesión, todas completaron el programa, demostrando un alto compromiso y constancia. En otra ocasión, había seis chicas y nueve chicos.

En cuanto a los estudiantes universitarios, especialmente los de maestría, suelo recibir a dos o tres a la vez. Recuerdo una ocasión, después de una presentación, en la que el profesor me dijo: «Marika, tu charla fue tan inspiradora que todo el grupo quería unirse a tu centro». Lamentablemente, los estudiantes tuvieron que ser repartidos entre varias ONG, así que solo nos asignaron a dos de ese grupo.

¿Cuáles son los mayores desafíos que enfrenta en el trabajo?

Uno de los mayores desafíos en mi trabajo es el estigma y la resistencia persistentes en torno a los temas de SSR. Incluso los términos médicamente precisos para las partes del cuerpo suelen estar estigmatizados, y a los jóvenes se les enseña con frecuencia que hablar de su anatomía es vergonzoso o inapropiado. He experimentado personalmente esta resistencia. Por ejemplo, antes de una sesión en un colegio privado, me advirtieron que "tuviera cuidado" al hablar de temas delicados. Pero en lugar de callar, lo veo como una señal de lo necesarias que son estas conversaciones. Cada vez que hablo abierta y honestamente, sé que estoy ayudando a romper el estigma, y ​​eso hace que valga la pena el desafío.

¿Sientes que este trabajo te ha cambiado personalmente?

Por supuesto. Incluso como psicóloga, he tenido que afrontar y superar mi propia incomodidad con ciertos términos o temas. Pero ver cómo los jóvenes adquieren confianza y claridad en estas sesiones me recuerda constantemente la importancia de este trabajo.

¿Qué tipo de retroalimentación recibe de los participantes?

Es sumamente positivo. Muchos participantes afirman que, por primera vez, comprenden claramente los síntomas y las vías de transmisión de las ITS, y que los mitos comunes que antes creían finalmente se abordaron y desmintieron. Muchos también mencionaron que nunca antes habían tenido un espacio como este. Aprenden sobre sus derechos, sus opciones y sus voces. Algunos dicen que ahora se sienten lo suficientemente seguros como para decir "no", identificar relaciones poco saludables o defender sus límites.

Ése es el objetivo: no sólo concientizar, sino empoderar a través del conocimiento y la conversación abierta.

¿Cuál es su visión de futuro para este proyecto crucial?

Quiero que nuestro centro crezca hasta convertirse en un espacio reconocido y confiable donde los jóvenes se sientan libres de hablar sobre temas delicados sin miedo a ser juzgados, donde se unan no solo para obtener información, sino también para recibir respeto, comprensión y apoyo.

Con el tiempo, espero que nuestro centro se convierta en un modelo que inspire la integración de la SSR en la educación formal a nivel nacional. Con nuestra participación activa, la educación en SSR para estudiantes podría integrarse en el currículo de las instituciones de educación superior, empezando por las universidades con las que colaboramos actualmente, y servir como un modelo exitoso a seguir.

Aparte de tu trabajo, ¿tienes algún pasatiempo? 

Últimamente, paso la mayor parte del tiempo fuera del trabajo con mis dos hijos y amigos cercanos. Antes leía constantemente, pero ahora mis pasatiempos giran en torno a la conexión significativa: escuchar, compartir y apoyar a las personas que me importan.

¿Cómo describirías tu trabajo en una o dos frases?

Desafiante, interesante y lleno de comentarios positivos de niños, estudiantes y adolescentes. Me motiva e inspira verlos felices y conscientes de sus derechos, su salud y sus habilidades. Sé que este trabajo está generando un cambio real y duradero.

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