Profesor Wang Min Es la médica jefe jubilada del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Changsha First en China y ahora trabaja con Renyi, una ONG afiliada al hospital. Como socia de AHF China, ha colaborado en conmemoraciones anuales como el Día Internacional del Condón y el Día de la Salud Menstrual, entre muchas otras iniciativas. Su historia es la siguiente en nuestra serie "Soy AHF", que presenta a personal, clientes y socios excepcionales que hacen lo correcto para salvar vidas a diario.
En 1992, siendo un joven médico especializado en enfermedades infecciosas, me enfrenté a una decisión crucial mientras cursaba un programa de formación en Japón. En aquel entonces, la prevención del VIH/SIDA en China estaba aún en sus inicios, mientras que Japón ya había logrado avances significativos. Reconociendo la urgente necesidad en mi país, decidí dedicar mi carrera a la prevención y el control del VIH/SIDA.
Años después, tras presenciar la infección de innumerables pacientes debido a la desinformación, recurrí a las redes sociales para combatir uno de nuestros mayores desafíos modernos: la información falsa. Internet está inundado de mitos sobre el VIH, y quería crear un espacio donde la gente pudiera acceder a información precisa, compasiva y con base científica. Fue muy gratificante ver a pacientes visitar mi clínica porque habían visto mis videos y se sintieron motivados a buscar atención.
Mi viaje hacia la creación de contenido realmente comenzó alrededor del Día Mundial del SIDA de 2023, cuando colaboré con un influencer de las redes sociales en dos videos: “¿Cuán peligrosas son las conductas sexuales de alto riesgo?” y “¿Qué hacer si se infecta deliberadamente?” Cada video alcanzó más de 10 millones de visualizaciones en Douyin (TikTok) y atrajo cientos de miles de "me gusta". Muchos estudiantes, conocidos y pacientes mencionaron haber visto mis videos, lo que me hizo comprender el gran impacto que pueden tener las redes sociales. Esto me impulsó a crear mi propio contenido para redes sociales bajo el nombre de usuario "Super AIDS Fighter".
La transición de médico a creador de contenido no fue fácil. No contaba con equipo profesional, guionistas ni equipo de edición; solo con un smartphone y mucha determinación. Con el tiempo, formé un pequeño equipo de jóvenes médicos, enfermeros y voluntarios, cada uno aportando sus puntos fuertes en la lluvia de ideas, la filmación y la posproducción. Juntos, perfeccionamos nuestro proceso y produjimos videos cortos de alta calidad y accesibles.
Diseño mi contenido en torno a las últimas directrices nacionales e internacionales sobre el tratamiento del VIH, simplificando la información médica compleja con lenguaje sencillo, elementos visuales y animaciones. Nuestro contenido aparece en múltiples plataformas (WeChat Video Channel, Douyin, Today's Headlines y Bilibili), cada una seleccionada para llegar a diferentes públicos. El impacto ha sido notable: alrededor del 90 % de los pacientes que acuden a consulta han visto mis videos. Sus comentarios han guiado mi enfoque. Los videos cortos y específicos de 30 a 40 segundos son los más efectivos, aunque algunos temas ameritan debates más extensos.
Como profesionales médicos, tenemos la responsabilidad de compartir información sanitaria precisa y reducir la brecha entre el conocimiento experto y la comprensión pública. Las redes sociales se han convertido en un poderoso aliado en esta misión. Muchos espectadores me dicen que ahora entienden cómo prevenir el VIH, han superado el miedo y se sienten apoyados por sus familias. Escuchar esto refuerza mi convicción de que la difusión digital puede salvar vidas.
De cara al futuro, planeo expandirme a la transmisión en vivo y la narración basada en escenarios para que el contenido sea aún más atractivo. Este trabajo no solo me ha conectado con miles de seguidores, sino que también ha profundizado mi propósito como médico. Mi consejo para los jóvenes profesionales de la salud que se inician en este campo es simple: manténganse fieles a su experiencia y nunca sacrifiquen la precisión por la atención.
En última instancia, mi misión sigue siendo la misma que en 1992: luchar contra el estigma, empoderar a los pacientes y garantizar que todos tengan acceso al conocimiento que necesitan para vivir una vida sana y segura.



