10 de Octubre de 2016
por John Wildermuth
Bernie está de vuelta.
Bernie Sanders, el senador progresista de Vermont visto por última vez en California desafiando a Hillary Clinton por la nominación presidencial demócrata, está nuevamente en las ondas. Esta vez está presionando a los votantes para que apoyen la Proposición 61, que establecería un tope a lo que las compañías farmacéuticas podrían cobrarle al estado por los medicamentos que compra.
“Ya era hora de que el pueblo estadounidense se enfrentara a la codicia de la industria farmacéutica”, dice Sanders en el anuncio de televisión de 30 segundos que comenzó a transmitirse la semana pasada. “La Proposición 61 es un paso adelante muy, muy importante… y será un verdadero golpe contra esta industria codiciosa que repercutirá en todo Estados Unidos”.
La medida es una de las más costosas en la boleta electoral de noviembre, con los opositores, incluidas muchas de las compañías farmacéuticas más grandes del país, que recaudaron más de $86 millones para derrotarla, en comparación con los $15 millones de los partidarios, que incluyen a AIDS Healthcare Foundation y la Asociación de Enfermeras de California.
La iniciativa exigiría que el estado no pague por los medicamentos que ahora compra para grupos como los beneficiarios de Medi-Cal y los empleados públicos jubilados de lo que el gobierno federal paga por los medicamentos para el Departamento de Asuntos de Veteranos, que negocia con las compañías farmacéuticas y paga una cantidad estimada 20 por ciento menos para medicamentos que otras agencias gubernamentales.
Los opositores argumentan que la medida de la boleta aumentaría el precio de los medicamentos para los veteranos y limitaría el acceso a los medicamentos para todos los californianos, ya que establecería precios excesivamente bajos que las compañías farmacéuticas no podrían sostener.
Una encuesta de campo publicada el mes pasado encontró que el 50 por ciento de los probables votantes de California respaldaron el proyecto de ley, y solo el 16 por ciento se opuso. Pero el enorme 34 por ciento de los votantes que están indecisos será el objetivo de un tsunami de anuncios televisivos de ambos lados en las semanas previas a las elecciones del 8 de noviembre.
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